Nos cuenta un Canario

Por los glamurosos cielos de la vida volaba un colorido canario; él era “Pedro Canario”, quien picaba florecillas por aquí, por acá y aún más allá.

Un día volando muy alto vio una bella flor en un jardín olvidado, y descendió en vuelo rasante para poder apreciarla mejor. Al verla más de cerca, “Pedro Canario” quedó deslumbrado ante la incomparable belleza de aquella flor, que se hacía llamar “Juana Flor Bella”.

“Pedro Canario” nos describe la flor de la siguiente manera:
-  “Sus pétalos son grandes y brillantes de un color rosado, en su más subido tono, con un centro geométrico y profundo, como una estrella, alternando destellos amarillos y blancos, lo cual le da un toque exóticamente bello al combinarse con los avioletados estambres que le sobresalen encima.”

Acercándose más, “Pedro Canario” percibió un dulce aroma en el ambiente, que a la vez muy peculiar y penetrante lo excitó.
Esto le motivó a acercarse aún más a “Juana Flor Bella” y casi llegando a su centro, el penetrante olor le hizo retroceder; voló entonces a un árbol cercado, donde encontró un viejo amigo, “José Grillo”, a quien le contó su extraña experiencia.

Su amigo “José Grillo” le advirtió que no se acercara más a “Juana Flor Bella”, porque ella era peligrosa, a pesar de su gran belleza aparente. También “José Grillo” le dijo que aquella flor nunca había recibido la visita de un pájaro cantor, que sólo la visitaban las abejas obreras y algunos insectos.

Pero “Pedro Canario” no le hizo caso a su viejo amigo, y voló de nuevo hacia donde estaba “Juana Flor Bella”, para descubrir su misterioso secreto.

Ya estando muy cerca de ella, penetró con toda confianza en su centro y el olor era tan fuerte que “Pedro Canario” se desmayó y cayó al suelo. Tuvo suerte, aún estaba vivo.

Se cayó el inocente sobre una rara hierba, conocida como “Rosa Hierba Buena”, la cual acogió, curó y cuidó entre su copioso cuerpo herbáceo a “Pedro Canario”, quien luego al darse cuenta de lo sucedido comprendió el por qué de todo, y quedó muy desilusionado de “Juana Flor Bella” y a la vez muy agradecido de “Rosa Hierba Buena”.

Cuanto tuvo “Pedro Canario” las fuerzas para volar de nuevo, salvado y agradecido alzó el vuelo de vuelta a su jardín, saludando a “Rosa Hierba Buena”, su nueva amiga.

Al cabo de un tiempo, cierto día volaba “Pedro Canario” y al pasar por los jardines olvidados, donde recordó su desgracia, se quedó mirando a “Juana Flor Bella”, quien lo miraba con indiferencia, y acercándose un poco a ella, le dijo:
-  “Eres tan bella y tan lozana que nunca tendrás amigos de verdad, nunca serás realmente amada, no puedes ser feliz, no podrás tener un amor verdadero, siempre vivirás engañada y engañando a los demás, tu belleza es ficticia, Tú sólo tienes orgullo y vanidad, en Ti sólo vive la hipocresía, tu belleza sólo es exterior, dentro de Ti no hay nada bueno, nada noble, ninguna bondad qué brindar; y pensar que creí que podría quererte, pero ¡qué tonto he sido!, ¿cómo pude pensarlo?; pero a pesar de todo no te guardo rencor.”

Se quedó estupefacta “Juana Flor Bella”, sin pronunciar palabra, nunca nadie le había hablado así. Mientras “Pedro Canario” se disponía a marcharse volvió la mirada y agregó:
-  “Ahora sé por experiencia que las cosas buenas en verdad no se les ve su belleza desde lejos, sino que hay que conocerlas para darse Uno cuenta de lo que son realmente, hay que apreciar su real belleza.”

Al escuchar las palabras de “Pedro Canario”, “Rosa Hierba Buena” decidió pensar más seriamente en la bondad de aquel pajarillo, que con sus palabras se muestra sincero y parece ser conocedor de la verdad y los sentimientos.

Pasaba el tiempo y “Pedro Canario” volaba y veía a “Juana Flor Bella” cada vez menos bella, pero al mismo tiempo día a día sentía más cariño por “Rosa Hierba Buena”, un cariño que se fue convirtiendo en amor hasta llegar a ser el amor más bello y puro de aquel jardín, una vez olvidado.
Por su parte “Rosa Hierba Buena” también encontró en “Pedro Canario” la ilusión y empezó a amarlo. Ellos se miraban interminablemente como lo que luego serían: dos locos de amor.

Así “Pedro Canario” nos contó su historia, de la realidad al infierno, y del infierno a la gloria para lograr la felicidad.

10-May/1981

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