Deja que te enseñe a amar
Sin sobresaltos deja que mis manos
27-Sep/1981
diestras se apoderen hoy del momento,
consentido sólo es cuestión de amarnos
y entregados hasta el final del tiempo.
Guarda con Fe a lo lejos tu mirada
que ya a cada instante más te deseo,
deja que llegue fría la mañana
entre mis brazos envuelta, sin miedo.
Deja que mis labios ya sin hablar
insaciables coman todos tus besos
deja que te puedan saborear
como te comería un lobo hambriento.
Suelta sobre mi piel tus manos prestas,
sin miedo que se pierdan en mi pecho,
deja olvidada tu vergüenza, quieta
piensa como si todo fuera un sueño.
Deja que en tu pecho mi respirar
sea honrado testigo de tu cuerpo
que las sombras no paren de oscilar
con el ritmo de un vaivén placentero.
Busca acaso en tu mente una razón
que te haga sentir un amor sincero,
descubre luego en toda esta pasión
y deja que vuele tu pensamiento.
Déjame que cual brisa de la noche
sin planearlo, sin quizás quererlo
sutil camine todos los rincones
de la jovial desnudez de tu cuerpo.
Cierra tus ojos y abrázame fuerte
que cuando llegue el ansiado momento,
que hablando de pasión todo lo sientes
hasta que te quedas ya sin aliento.
Deja que llegue el sol a tu ventana
y mudo despierte tus ojos bellos,
que puedas por siempre cada mañana
levantarte imperturbable, sin miedos.
Algunas veces te miro, y no sé
si es verdad este amor tan grande y bello,
igual hoy quisiera saber por qué
pienso tanto en Ti y a cada momento.
Deja que mi piel se una con la tuya
que no dejen pasar ni al fino viento
que testigo sea sólo la luna
que brillando pueda reír de nuevo.
Y si acaso sin entenderlo algún día
con tranquilidad caminas diciendo
que una y otra vez todo fue alegría
sonríe a la vida, sigue el sendero.
Deja que Yo en silencio cualquier día
sea tu fiel y dulce compañero
en medio de una madrugada fría,
y sentirás que todo es verdadero.
Sin olvidarse nunca la moral
cuando sea conocido el momento
con estos locos deseos de amar
suelta ya todas tus ansias al viento.
Deja que tu suave piel sea toda
el fruto pinto que comen mis besos,
guarda las palabras mustias ahora
y pierde el miedo, pero no el respeto.
Mujer, deja que te enseñe a amar
pues amarte mucho sólo Yo quiero,
si acaso un día lo quieras parar
callado pues a tus pies Yo te espero.
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