El final

Henchido tu corazón de maldad, sin razón me ataca cual tirano ha herido mi pasión, tu amor lejano fue mi perdición, y tu pelo lozano tu mayor traición.

Mi pecho anonado siento, marchito el pensamiento, me veo atrapado en tus redes, atento al posible escape, pasado el atardecer sagrado me voy de Ti contento.

A veces no sé si al dejarte perdí la fe, quisiera mirarte quisiera buscarte, por no podré.

Tus ojos marcaron el final. Fue tu extraña mirada el arma moral que marcó delatada en Mí lo fatal.

Fueron tus labios los que dijeron adiós a mi rojo corcel que creyó morir coronel honorable y feroz.

Fueron tus labios, fue tu inocencia, perdona la conciencia, ella te llama, pero no dormirá en tu cama, no sabiendo tu demencia.

A veces no sé por qué te buscaba, por qué tanto te amé sabiendo que me odiabas. Quizás nunca lo sabré...

23-Ene/1982

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