Luna
Es
ya la hora indicada, y al llano corrí...
Cuando
llegas a Mí ya la tarde huye asustada por la luz que viene de oriente, emanada
por un astro naciente que, hasta sueño de madrugada, que me hace pensar en Ti.
Luna,
pareces despertada por el ocaso doliente que se aleja impotente anta la altiva
mirada que le haces al ser liberada por el padre inteligente, que emprende
retirada, que se aleja discreto y silente.
Y
en el vasto horizonte te levantas sonriente para iluminar el monte de la roja
serpiente, que ciñe prepotente al invasor atrevido que pisa insolente el suelo
prohibido.
Los
vientos turbulentos que levantan los cimientos no te hacen temblar, porque eres
única, eres hoy mi pensamiento. Tu sombra cae sobre el mar y tu luz sirve de
túnica a un pez singular.
Luna,
¿ves desde lo alto el glauco mar? Dime si lo puedes apreciar.
Luna,
¿no ves que lloro? Por favor, te lo imploro enséñame a volar que quiero desde
lo alto al mar poder mirar.
Luna,
son mis deseos la paz y tu libertad, y mis anhelos sinceros la aurora si Tú no
estás, y siento celos cuando te vas ¡Oh Luna, enséñame a amar! Porque sólo Tú
conoces mi secreto.
Luna,
esta noche te espero que quiero contigo hablar, háblame con tu luz, pero no te
hagas olvidar con su ausencia que para Mí es una sentencia que no puedo
soportar.
Luna,
eres una fortuna, ¡oh Luna mía! como Tú no hay una.
¡CUIDADO! Que el sol te puede
atrapar, sabes que está enamorado. Pero como Yo, nadie te sabrá amar. Mírame,
que te voy a besar...
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