Memorias de una amistad
A veces lo hago, cuando contemplo solitario
el inexorable sacrificio del ocaso
suelo recordarte, con tu alegría de antaño
sentada a mi lado, hablando, viendo el
poemario.
Carísima amiga, Tú que conoces la vida
y sabes lo que llevo dentro por corazón
no dejes que el olvido conozca una razón,
no permitas que mi nombre tenga despedida.
Necesito tu apoyo, palabras de ilusión
para ir adelante con mi lucha de papel
para lograr mi sueño imposible del amor.
Sabes que soy el eterno romántico de
siempre
el de los alegres momentos que se grabaron
en lo fugaz del tiempo, en el pasado y el
presente.
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