A mi amada
¡Oh
amada mía! No permitas que muera así mi vida, esa vida hoy vacía, que está tan
sola sin ti, mi vida como una noche sin día, como un valle sin vida, porque
sólo tu amor podría llenar a plenitud mi vida con sólo decirme: Sí, un día amada
mía de mi vida.
Pero
es tu orgullo y nada más que no te permite amar, sabiendo que Yo no resisto ya
más verte y hablarte sin poderte amar mientras Tú ríes más y más.
¿Qué
te ocurre? No te entiendo. No sé por qué vives si lo hacías, Yo sé en verdad lo
que estás sintiendo, eso que Tú no conocías y que hoy queriendo o sin querer
creías.
De
estudiar tu forma de actuar cuenta me daría de que llevas dentro un inmenso
amor que te hace saltar.
Pero
la ciega hipocresía del centro de tu ser, no te permite que al cantar ese gran
amor de ahí dentro salga aún sea a pasear.
Tú
no conoces el verdadero amor, el amor puramente del corazón, ese dulce
sentimiento llamado amor que nace en todos sin razón.
Eso
que siento Yo, eso es amor. Cuando veo la belleza de la aurora pienso en Ti
amada mía. Cuando oigo el alegre cantar de un ruiseñor a lo lejos pienso en Ti
amada mía. Cuando siento el sentir del amor pienso en Ti amada mía.
¿Qué
haría Yo sin Ti amada mía?
Amada
mía, ¿qué sería de mi vida?
Vida
que está sin Ti vacía.
Vacía,
sí, vacía está mi vida,
vida
que daría por la amada mía.
No
sé que hay de por medio entre nosotros y el amor, pero el estar enloquecido y
sin remedio por mi casa le llaman amor.
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