Humildemente a mi Adorada
El mayor orgullo, que es eminente y divino
Contigo siento al vivir esta noche de luna,
tantas palabras tuyas de un aliento
distinto
enardecen el fuego de mi vida futura,
aquella, que yacía débil y sin destino.
Por aquí tenerte, ¡de cuánto orgullo soy
dueño!
Al tener Conmigo tus palabras animosas
despertando así mi alma de un fatídico
sueño,
de una desesperación funesta y peligrosa
que la sumergía silente sin Yo quererlo.
Haces siempre que mi cielo gris se vuelva
azul
cuando llegas donde Mí siempre te ves hermosa,
eres Tú mi adorada, siempre Tú, sólo Tú
haces renacer la dicha y mi alegría toda
eres el mejor consejo de mi juventud.
Carnaval de risas y alegrías a toda hora
alegre despierto con tu presencia en mi
mente,
de tristezas y amarguras eres vencedora
mi infatigable pañuelo de lágrimas eres
por siempre con el espíritu de soñadora.
Tú que sientes todo lo mismo que siento Yo
y que tienes orgullo de ser mi confidente
eres mi gran amiga, sólo una entre un
millón
porque has sabido siempre quererme plenamente,
la sutil consejera para mi corazón.
Mi adorada, mil veces mil, eres Tú la cuna
del renacer de mis esperanzas y alegrías,
eres Tú, mi Rosa de Marzo, como ninguna.
Te adoro y te extraño tanto como el primer
día
luces toda alegría y felicidad sin duda.
6-Nov/1984 (Serie Rosa de Marzo)
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