Hay una pena
Hay una pena que me persigue y que persiste
es una pena apática, profunda y callada,
una pena muy triste que de velo se viste,
una pena ya envejecida de estar oculta.
Es una pena que es veraz y que es ambulante
que a todos escucha, pero que nada responde.
Hay una pena tremenda que late incesante
que en mi corazón vive, que de todos se esconde.
Es la pena desvelada, que no alberga duda,
la de cada madrugada, de cada mañana,
que me acosa sin piedad en las noches sin luna
esa que siempre en las tardes a todos reclama.
Hay una pena que no entiende la poesía
es eterna y constante, y vive en mi corazón,
es una pena que nos habla de la alegría.
Es que a veces no puedo controlar mi emoción.
Es la triste agonía llamada comprensión,
un vil desencanto, cual el vino de una cena,
sed de justicia insaciable que pide atención
hay en mi corazón un dolor, siempre esa pena.
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