Anoche te soñé
Dime
Tú si quieres como quiero Yo, a solas perder el sentido, sin tiempo presente,
sudando pasiones, soñar despiertos que la vida es otra.
Miraba sin buscar nada, a lo lejos
Yo creía que todo lo tenía,
pero en verdad eran sólo reflejos
siluetas parcas que a Mí me veían.
Todo parecía simple, perfecto
mas los días iguales ya serían,
la ternura ya era un raro secreto
y la gran pasión toda se perdía.
Aquel que osado habla de la pasión
habla de juntar todos los deseos,
y la pasión es el mero reflejo
de la forma sagaz de dar amor.
Se cuenta un pasado, que es una historia,
en esta vida, tal vez de alguna otra,
de un amor que no conoce derrota
que por siempre feliz tendrá memoria.
Sabes que me encanta besar tu boca,
mirarte tanto y jugar con tu pelo
que cuando me hablas de pasión no puedo
esconder mi celo por mirar la hora.
Ese celo sano que llevo es mío
de pensar en Ti cuando estás desnuda,
al saberme presto ríes astuta,
entonces tiemblas, aunque no hace frío.
Tenía sed, de tu boca he bebido
cual caminante en el seco desierto.
Tuve hambre y fue tu cuerpo mi alimento
como aquel que nunca había comido.
Con frío, tus brazos me cobijaron
bajo la lluvia, entre el cielo y la luna.
Tenía miedo y tus ojos me guiaron
a través de toda la noche oscura.
Estaba enfermo, quizá lo sabía
pero no sabía por qué sufría,
no llegaba a saber lo qué tenía
hasta que Tú detuviste mi tiempo.
Y así se alejó todo el sufrimiento,
empecé a sentir que temía vida.
Tú curaste de mi alma las heridas
para amar otra vez con sentimiento.
Sin saberlo mi alma estaba cantando
unos tonos que nadie comprendía,
cual raro ruido de mi voz salía
y todos se me quedaban mirando.
Mas cuando miré por fin en tus ojos
vi como un fuego que todo prendía,
se iluminó así mi alrededor todo
entonces comprendí que me querías.
Estaba perdido, ya lo sabía,
como aquel viajero buscando rumbo
me abriste el camino sin agonía,
tus pasos descalzos fueron mi mundo.
Estaba cansado, tan agotado
como sin sentido y ya moribundo
me reconfortaste estando a mi lado,
y tu lecho plácido fue mi mundo.
Una vez sin tener mi cuerpo fuerzas
y cuando más dormía, de repente
me despertó una caricia muy tierna,
Yo dormía cual dueño del presente.
Hoy quiero emborrachar mi corazón
con todo el recuerdo de tu querer
hoy tanto me hace falta la pasión
de hacerte mía una, otra y otra vez.
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