Cuando dos personas, ya solas, se sonríen mientras se miran no hace falta cruzar palabras para saber qué dicen, eso eso es el amor de improviso. He visto por mi alrededor un millón de sonrisas, más por ahí, andando, en el camino, pero parece que la tuya es la única que me enamora. Y es ella, tu sonrisa, es ella la dueña fiel de aquel momento que me enamora, que me llena cada día que Yo la pienso y cada día que la sueño. Hagamos un trato, algo sencillo, que nos permita despejar las dudas, ¿te parece? De tu parte me pides que te bese con pasión. Sólo un beso. De mi parte sólo pongo una condición: que no mires el reloj mientras mis labios se apoderan de tu boca, y así pueda Yo besarte sin límites, morder tus labios y saborear tu aliento una y otra vez. Si al final, este intento de conquista no te resulta convincente, pues me disculparía ante Ti sin reparos. Como soy un Caballero aceptaría mi fracaso y guardaría en secreto todo al respecto de