Humildemente a mi Adorada
El mayor orgullo, que es eminente y divino Contigo siento al vivir esta noche de luna, tantas palabras tuyas de un aliento distinto enardecen el fuego de mi vida futura, aquella, que yacía débil y sin destino. Por aquí tenerte, ¡de cuánto orgullo soy dueño! Al tener Conmigo tus palabras animosas despertando así mi alma de un fatídico sueño, de una desesperación funesta y peligrosa que la sumergía silente sin Yo quererlo. Haces siempre que mi cielo gris se vuelva azul cuando llegas donde Mí siempre te ves hermosa, eres Tú mi adorada, siempre Tú, sólo Tú haces renacer la dicha y mi alegría toda eres el mejor consejo de mi juventud. Carnaval de risas y alegrías a toda hora alegre despierto con tu presencia en mi mente, de tristezas y amarguras eres vencedora mi infatigable pañuelo de lágrimas eres por siempre con el espíritu de soñadora. Tú que sientes todo lo mismo que siento Yo y que tienes orgullo de ser mi confidente eres mi gran am