Miles de palabras del corazón han quedado en el olvido silente sin alma para leer lo que han dicho, tiradas sin más en algún rincón hasta el término de su propia suerte. Quien siente y encima escribe algún verso poco sabe de pesadumbre ajena, sabe lo que le dice el corazón si acaso late con ritmo sincero, es consuelo la admisión de la pena. Aquel que logre romper su silencio será testigo en su propia morada, y no importa más eso que dijo otro la conciencia siempre sabe primero, se cae sin remedio la fachada. Miles de palabras que cierto día dictó este corazón empedernido se callan por la atención perniciosa, son las ansias, recuerdos de alegrías, somos presas de un incierto destino. Sueños de vida, aquel viejo querer, los anhelos de infancia que se pierden, vivir la consecuencia de un capricho que nos enseñó el grito del placer, el suspiro del deseo se duerme. 20-Ene/2019