Deja y no dejes
Deja que callada llore la noche cual poeta triste canta su pena, que puedan hoy ser nuestros corazones como aquellos amantes sin condena. Deja que tu mirada vivaz brille entre todas las luces del camino, con fuerzas toma mis manos y vive mientras así lo disponga el destino. Deja que cansado grite el silencio cuando ya se pierdan todas tus fuerzas, tirada, hasta que te vuelva el aliento déjame ya contemplar tu belleza. Deja que con calma nos llegue todo que todo viene y pasa, y nos queremos, pero así al final nos quedamos solos apenas con aquello que tenemos. Deja que raudas corran las palabras al encuentro final con este tiempo, que no quede una alegría callada que sean todas parte del momento. Deja que admire desnudo tu cuerpo cuando ya te despoje de las ropas, recoge entre tu cuello tu cabello que mis labios buscan besar tu boca. No dejes que alguien escuche tu canto aquel de alegrías aún el triste, ámame más porque quier