Leonardo BALDISSERI ALLANIC

Hoy que quiero decirte la verdad al hablarme me ha olvidado herido, y porque no quiero que vivas ya toda la tristeza que Yo he sufrido hoy no podré contarte mi ansiedad. No te extrañé, Yo así lo he decidido pese a que en mis pensamientos estás aun cuando con tu distancia vivo, tu imagen es luz en mi oscuridad aunque en solitario voy y camino. No quiero explicar la casualidad de pensar que a mi lado sientes frío, cómo he de entender esta soledad sin saber si tu piel tendrá mi abrigo, sin tener tu mirada al despertar. No te extrañé, muy bien que lo has oído porque no puedo creerte llorar si te alejan de mí tristes motivos, sin abrazar tu cuerpo una vez más por culpa única de este cruel destino. Ni por un instante puedo olvidar aquellas horas que pasé Contigo, el fervor de tus labios que al besar cuentan historias del amar prohibido del abrazo infiel, de felicidad. No pude ser esta noche testigo del color de tu sonrisa fugaz

Es una historia bonita de contar luego que puede mirarla el tiempo, pero es muy triste su realidad cual hoja seca que se lleva el viento. No hay nada más extraño nada con tanta tentación en una fugaz noche de verano que dos cuerpos locos de pasión. Sabías Tú dónde estaba Yo aún antes de conversar, y tu voz me habló con ilusión de todos tus deseos de amar. El reloj su compromiso olvidó y cuando ya no te esperaba cuando la noche no tenía color llegaste alegre y a la vez calmada. Tu abrazo fue tan lleno de emoción que nos hizo suspirar de alegría mientras todos miraban tu esplendor para nosotros la sala estaba vacía. Todo a nuestro alrededor quedó en un segundo plano sólo importaba mirarnos los dos y entre susurros soñamos abrazados. Mis manos acariciaban tu pelo y tu piel se estremecía toda y tus labios huían de mis besos porque besar mi boca te provoca. Tus palabras se callaban de repente y tus ojos se cerraban sin

Muy bien lo sé, que no tengo permiso para llegar y llamar a tu puerta para estar solo a tu lado, Contigo, que lo piensas y todo te da vueltas. Lo sé muy bien, que no tengo permiso para tomar tus finas manos frías y hasta el fuego azul llevarlas Conmigo, mientras tristes van pasando los días. Y muy bien sé que no tengo permiso para saludar asi tus mejillas hablándole despacio a tus oídos, sufro tanto por pensar que me olvidas. Y sé muy bien que no tengo permiso para ronronear tu nombre, a solas mas cuando te veo ya todo olvido, así enmudecen las palabras todas. Yo sé muy bien que no tengo permiso de caminar tomado de tu mano para reír y aún llorar Contigo, mirarte callado, solo a tu lado. Es que ya lo sé, no tengo permiso para abrazarte una vez y dos veces parado quedarme ante Ti cautivo, apenas rezando un beso que duele. Al final sé que no tengo permiso y peor, tal vez nunca lo tendré y todo es porque así lo has decidido,